martes, abril 18, 2006

Mars Attack!

Esto de los blogs es lo que tiene, que siempre llegas tarde. Siempre hay alguien que ha comentado antes (y muchas veces mejor) sobre ese tema que tenias pensado abordar "en cuanto me centre un poco" o "se me ocurra algo original".
Me rindo, ni se me ocurre nada original ni mucho menos estoy centrado. Pero hoy hablo de Veronica Mars aunque sea lo último que haga.


Hay algo en las series de instituto que a muchos de nosotros nos fascina. Es como asomarse a un pasado que no tuvimos y recrearse con una serie de temas y experiencias (más bien tópicos) que estuvimos muy lejos de vivir. Pero aún así... ¿quien no soñó con dejar seco al chulito de turno con una réplica ingeniosísima que además nos ganaría el corazón de la guapa de la clase? ¿quien no ha deseado darles un escarmiento a "los populares" del instituto (bromas políticas aparte)? . El instituto es una etapa tremendamente hormonal y pavesca en la que pensabas que todo podría pasarte y a la hora de la verdad no pasaba nada, pero nada de nada.

Pese a todo su componente fantástico (¿acaso conocen algún freakie que haya conquistado a la jefa del equipo de animadoras?) la mitología de este género esta muy bien definida y es clave para entender su éxito y la respuesta emocional que despierta en algunos de nosotros. Y eso aún reconociendo que en este género la Ley de Sturgeon ( el 90% de todo lo que se produce es basura) se cumple a rajatabla, quizá incluso se queda corta.

Veronica Mars es un compendio bastante completo de toda esta mitología institutera. En vez de mitología podría haber empleado el término topicazo y el mensaje sería el mismo, pero para eso está el lenguaje: para hacer trampas con él. Por un lado tenemos a la gente guay , hijos de padres ricos y famosos ( aquí llamados los '09ers' por vivir en la parte de la ciudad cuyo ficticio código postal es 90909 ) , por otro a los marginales de barrio chungo con sus motos y cazadoras de cuero negro y todo. En lo quizás es el retruécano más increíble de todos , estas dos razas tan distintas de jóvenes hormonando comparten instituto. Nuestra rubia protagonista (una Kristen Bell que gana encanto cada vez que abre la boca y suelta alguno de los geniales diálogos que le han preparado los guionistas) se encuentra en una encrucijada vital. Porque Veronica fue antaño de la fashion people, pero de la noche a la mañana su novio le deja, asesinan a su mejor amiga, su madre le abandona y su padre pierde el trabajo. Y claro, con ese historial pues lo tienes chungo para que te sigan invitando a las fiestas guayonas. Así que Veronica se convierte también en una outsider bastante resentida y vuelca sus energias en intentar descubrir la verdad detrás del asesinato de Lilly Kane , que es la Laura Palmer de la serie y no solo por que esté muerta sino porque la niña tiene un morbo que funde las piedras. Curiosamente Veronica parece como veinte veces más cool de marginal que en los flashbacks de su etapa pija donde tiene una pinta de repollo a lo Casa de la Pradera bastante desconcertante.

Desde que Josh Whedon tuvo la osadía de llevar a los vampiros a morder a los pijos californianos de Sunnydale, así como el talento para que tan peligroso cocktail que a cualquiera le hubiese explotado en la cara funcionase a la perfección, parece que ninguna mezcla de géneros nos vaya a coger por sorpresa. Veronica Mars ha apostado clarísimamente por otra mezcla de géneros cuanto menos llamativa : la comedia de instituto y el cine negro. Esto ha propiciado numerosos intentos de etiquetado más o menos ingeniosos. Desde teen noir hasta otros más descriptivos entre los cuales mi favorito es "The O.C. escrita por Raymond Chandler".
¿Cuanto hay en realidad de cine negro en Veronica Mars? Pues ciertamente que hay bastante.
La ineludible voz en off soltando sentencias lapidarias es quizá la referencia más evidente pero no la única.
El protagonista aquí no es un alcohólico pendenciero que apenas levanta la vista cuando entra en su oficina una femme fatale, pero tampoco se aleja tanto del prototipo del detective acabado en busca de un caso que haga reflotar su cochambroso negocio. De hecho es el padre de Veronica el detective acabado que busca la oportunidad de redimirse resolviendo el caso que arruinó su carrera como jefe de policía de Neptune. Así que su hija le echa una mano mientras se mete en líos con una facilidad asombrosa. Y Veronica, ahí donde la vemos tan rubia ella y tan pizpireta cuando las necesidades apremian es mucho más Robert Mitchum que Veronica Lake.
En definitiva Veronica Mars es una serie que es tan fiel a las reglas de los géneros en los que se inscribe que lo que consigue es trascenderlos. Esos trucos tan metalingüistícos que Whedon puso de moda con Buffy han encontrado en Veronica Mars un buen refugio para seguir divirtiendo a un público que para disfrutar la serie solo tiene que dejarse los prejuicios en un armario.
No suelo comentar nada de doblajes si, doblajes no porque es una guerra perdida, pero haganme caso en esto: el doblaje español es bastante infame y le quita toda la gracia a los personajes. Casi me parecía estar viendo un episodio de Colegio Degrassi.
1ª Temporada
2ª Temporada

jueves, abril 06, 2006

The Shield y The Wire: tanto monta...

Llevo un buen rato incapaz de decidirme entre dos series policíacas para dedicarles un posteo.
Al final en una decisión salomónica me he decidido a dedicárselo a ambas, así no doy preferencia a ninguna y de paso me permite confrontarlas en busca de paralelismos, que son jugosos y creo que repasarlos no hacen más que enriquecer a ambas.
Podría decir que en la actualidad son mis series en emisión favoritas y no se iban a caer los anillos. Lo que no me atrevo es a decir cual me gusta más de las dos, eso seria tan difícil como preguntarle a un crío si quiere más a su papa o a su mama. Difícil no porque el crío no lo sepa, es que es mejor que no lo exprese.


Recuerdo muy bien la primera vez que vi algo de The Shield. Una noche ya bien entrada la madrugada hacía zapping desesperado puesto que esa franja horaria ya era dominio del teletienda.
Tuve la buena o mala fortuna de toparme con la que seguramente fuese la escena más bestia emitida en una serie de televisión de las que yo tuviera noticia. A los pocos minutos tenía los ojos como platos mientras salían los títulos de crédito. No sabía que acababa de ver pero no se me podía olvidar fácilmente. Para los más curiosos llamaremos a la única escena que vi esa noche con el nombre clave de "oreja a la plancha".
Si aquello era una serie de policías desde luego se parecía poco a cualquier otra que yo hubiese visto. El caso que por aquel entonces yo no me había infectado todavía de la compulsión por las series que padezco en la actualidad así que archivé esa escena en algún lugar de mi mente (como si pudiese habérmela quitado de la cabeza) y apagué la tele.
Unos años después yo ya era un ser profundamente sopranizado navegando por Amazon en busca de más droga.
Dejándome llevar por listas y recomendaciones acabé en la página de The Shield y bastó con verle el careto al protagonista para que saltara el chispazo y lo conectase con aquella escena que todavía pululaba por mi calenturienta mente. Lo último que recuerdo es que le estaba dando al botón de Comprar.

Puede que The Shield tenga el mejor episodio piloto que he visto hasta la fecha. Si el objetivo de un piloto es presentar las claves de una serie y enganchar a la audiencia, este cumple con matrícula. Toda la carne es depositada en el asador de forma que cuando llegas al final estás sencillamente sin aliento. No recuerdo haberme merendado una serie más rápidamente y la espera a la edición de la siguiente temporada era una lenta tortura.
The Shield (emitida en varias de nuestras autonómicas como Al limite de la Ley, joder ... y tan al límite) es una serie sobre la ambigüedad moral. Parece que en Los Ángeles las cosas no son blancas ni negras, pero si marrones (marrón oscuro diría yo) y uno ya no sabe si el fin debe justificar los medios, los medios determinan el fin o al final da lo mismo porque los fines y los medios se van a aliar para que todo salga mal.
Como muchas series de policías (Hill Street mediante) su planteamiento es coral, pero es evidente que el protagonista absoluto es Vick Mackey, ese tonelete calvo de ojos azules con el que a priori es tan difícil identificarse pero al final acabas por rendirte ante su poderosísimo magnetismo y acabas deseando que no le pase nada malo aunque bien sabe dios que se lo merece. Aquí la comparación con Tony Soprano no seria gratuita puesto que Michael Chiklis y James Gandolfini han sido capaces de hacer atractivo lo repulsivo en la mejor tradición de los capos cinematográficos. Mackey encarna la ambigüedad moral a la que me refería antes y consigue que cualquiera dude de sus propias convicciones sobre que está bien y que está mal. Es un personaje totalmente atrapado por el estilo de vida que ha elegido y que intenta que todo por lo que ha luchado no se desmorone. El problema es que a base de poner parches aquí y allá su vida se convierte en una montaña rusa de la que no se puede bajar y su peculiar forma de hacer justicia no hace más que enredarlo todo más.
La presencia del personaje de Mackey pese a ser el pilar de la serie no eclipsa al resto de personajes de la comisaría, todos sólidamente escritos y merecedores de mención, aunque no será hoy porque recordemos que esto se había planteado como un tête à tête entre mis dos policíacos favoritos.


De la misma forma me enteré de la existencia de The Wire, buceando por Amazon en pleno mono de policías corruptos angelinos las recomendaciones me hicieron recalar en esta serie ambientada en Baltimore. Al igual que los conceptos "blanco" y "en botella" llevan irremediablemente a la leche, "Serie dramática" y "HBO" son dos conceptos que juntos son de forma casi infalible indicadores de calidad, que justifican de sobra un tiro a ciegas y una nueva pulsación en el dichoso botón de Comprar. No pudo salirme mejor la jugada.
The Wire es una serie de policías totalmente atípica que no se conforma con mostrar el crimen con toda crudeza sino que le presta tanta atención al lado criminal como al policial y dota a ambos de matices hasta ahora nunca vistos en televisión. Quizá el más llamativo es precisamente la atención que recibe el bando criminal que por primera vez es puesto en su contexto, ya no son simplemente comparsas sino coprotagonistas con todo derecho. The Wire es la demostración de que el dicho "Quien mucho abarca poco aprieta" no siempre es cierto porque consigue un equilibrio a todas luces complicado que es mostrar los pequeños conflictos de los personajes pero siempre enmarcándolo en un contexto más amplio como pueda ser el de la política, los enfrentamientos entre todos los peldaños de la jerarquía policial o la judicial.
Las concesiones a la galería son pocas, nada de repasos a capítulos anteriores o de repetir las cosas por si no te has enterado bien la primera vez. Ese es tú problema, si en la vida real no hay flashbacks pues aquí tampoco. La propia estructura de la serie centrada en un macrocaso por temporada en vez de casos más pequeños que se puedan seguir de forma episódica da lugar a tramas mucho más complejas de lo que se está acostumbrado a ver. Así que hay que estar avispados para seguir el desarrollo de la trama porque los guionistas no tienen la más mínima intención de usar el rotulador amarillo y mucho menos la brocha gorda. Parece una tontería pero no tratar a la audiencia como si fueran tontos es quizá el distintivo de The Wire y bien puede ser lo que la lleve a la tumba.

En contraposición al ritmo infartante de The Shield aqui el ritmo es pausado, casi relajado, como para dar tiempo al espectador para que reflexione. Esto se percibe claramente en el estilo de rodaje. En The Shield prima la cámara al hombro, casi en la cara de los protagonistas, en cambio The Wire tiene un tono más sereno, casi cinematográfico.
Ni que decir tiene que ambos estilos cumplen perfectamente sus objetivos ya que The Shield es más truculenta y cercana y The Wire es más fría y realista.
Lo que está claro es que tanto una como otra son de lo mejor que se haya hecho en su género y son interesantes hasta para los no muy aficionados al policíaco.
Pues nada más, espero haber llegado hasta aquí sin dejar claro si quiero más a mi papá o a mi mamá que era mi objetivo declarado.

The Shield
The Wire